Universitario es un club de grandes cabeceadores. Y no solo por Gianfranco Labarthe, que por los aires se impone, como se impusieron él y Piero Alva en el último clásico ante Alianza Lima. No solo por eso, decía, la ‘U’ es un equipo de cabeceadores, sino también porque sus dirigentes han sido denunciados por defraudación tributaria a la Sunat, entidad a la que adeudan 68 millones de soles. Casi nada. Se puede pagar. Matemáticamente posible.

Del otro lado de la cancha, para Alianza las cosas tampoco marchan bien. A sus goleadores parece habérseles cerrado el arco de Matute, pero nunca tan vergonzosamente como a su presidente se le cerraron las puertas del recinto. Guillermo Alarcón se quedó en la calle el último martes, gritando por radio que era víctima de un golpe de estado por parte de su directiva. Por la tarde retomaba su oficina, por la noche destituía a los revoltosos, y a la mañana siguiente no pasaba nada. Problemas íntimos al fin y al cabo.

Pero volvamos al fútbol con una pregunta para despistados: ¿sabe el lector quiénes son los favoritos para ganar el torneo? Respuesta correcta. Cremas y blanquiazules, los compadres, los que más títulos tienen en su palmarés, lideran sus grupos y todo apunta a que, a fin de año, un par de clásicos definirán el Descentralizado peruano, el decimoquinto campeonato más competitivo del mundo (datos de la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol que merecen un estudio aparte).

La ‘U’ y Alianza han mostrado estilos distintos que los han llevado al frente de la clasificación general a pesar de los problemas extra deportivos. Si lo miramos positivamente, es loable lo conseguido por los jugadores de ambos planteles, que han sabido mantenerse al margen de embargos, tomas de estadios, ‘barras bravas’ y otras taras típicas de las instituciones futbolísticas del país; sin embargo, poniéndonos más tanáticos, preocupa y mucho que los dos clubes más representativos del Perú, que agrupan la simpatía de casi el 70 por ciento de la población, se vean envueltos en este tipo de escándalos de corrupción, delincuencia e impunidad.

Además, Alianza acaba de perder con Sport Áncash y la ‘U’ viene de ganarle a duras penas a un más que alicaído Cienciano. Los primeros han dado muestra de una falta de contundencia conmovedora, donde la finta de Montaño se desbarata por su propio peso; los herederos de Lolo Fernández, en cambio, se olvidaron del fútbol y apelan a una contundencia a medias.  Y acá entra otro punto a tener en cuenta: la mitad del éxito de estos archirrivales se debe a la inexistente competencia de los otros clubes. Ni Cristal, con su solvencia económica, ni la Universidad San Martín (bicampeón actual) y su orden institucional, han sabido hacerles frente a estas leyendas otoñales.

Ya se habla de convertir a los clubes en sociedades anónimas para paliar la crisis. Pero, ¿esta medida resolverá sus problemas? Difícil. Las malas administraciones se tumban cualquier empresa, tengan la S.A. o no. Conforme se acerque la final del torneo, hablaremos más de fútbol que de problemas dirigenciales. Más de los 84 puntos de la ‘U’ que de los 84 millones de soles que entre ambos le adeudan al Estado. Conforme ambos se acerquen a “la final”, olvidaremos que ambos, también, podrían estar acercándose a “su final”. Así y todo, estaremos en el estadio. Cosas del fútbol.